Nació en Hatillo en el 1892. Inicia "Peache" Hernández sus estudios primarios y musicales en Hatillo, su pueblo natal, con el maestro Manuel Lacomba. En el 1907, se muda a San Juan donde refina sus habilidades con el bombardino (un instrumento de viento, de metal) junto al músico Liborio Milián.
Estudia francés, latín, inglés, y más tarde griego con su amigo de siempre, el poeta Padre Juan Rivera. En la secundaria escribe sus primeros versos y composiciones musicales, enamorado de la que sería su esposa, Carmen Sánchez (hija de don Felipe Sánchez Goitía, farmacéutico y dueño de una botica en el pueblo de Hatillo). Por las noches, asistía a las tertulias literarias de Evaristo Chevremont y Luis Lloréns Torres, entre otros poetas de la entonces nueva escuela modernista, que domina la métrica al estilo de Rubén Darío. Cultiva su estilo entre amigos periodistas y literarios.
Su aspiración era ser médico, pero escaso de recursos económicos no logró alcanzarla. Se gradúa de farmacéutico en el 1912, profesión que ejerció en Corozal y más tarde en Hatillo, donde dirigió la banda musical. Ya casado, pasa a Río Grande, donde también ejerce como cirujano menor. Es en este pueblo donde nacen sus tres hijos.
En el 1919, falleció uno de ellos, José Polonio. Sus versos comienzan a reflejar el dolor interno que el poeta experimentaba, a la vez que se deterioraba su salud víctima de la tuberculosis. Muere finalmente en 1922 en Río Grande.
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Ojos astrales
Si Dios un día cegara toda fuente de luz,
el universo se alumbraría
con esos ojos que tienes tú.
Pero si –lleno de agrios enojos
por tal blasfemia– tus lindos ojos
Dios un día te arrancase, para que el mundo
con la alborada de tu pupila no se alumbrase;
aunque quisiera, Dios no podría
tender la noche sobre la nada....
Porque aún el mundo se alumbraría
con el recuerdo de tu mirada!
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Análisis
Este poema presenta la admiración increíble de un hombre por los ojos de una mujer. Según el autor los ojos de esta mujer son suficientemente bellos para alumbrar el mundo. Incluso bastarían para iluminar todo el universo si Dios decidiera apagar toda fuente de luz. Sin embargo, los ojos son una metonimia. Representan la parte por el todo. Los ojos no se refieren únicamente a sus pupilas sino que a la mirada en general. Son los ojos lo central en la mirada de una persona ya que a través de los ojos se expresan los sentimientos. La mujer a la que el autor se refiere tiene una mirada resplandeciente que a él le causa felicidad.
Pero el autor lleva esta descripción más allá. Dice que si por alguna razón se le arrancaran los ojos a la mujer, el mundo todavía se podría alumbrar con el recuerdo de su mirada. Incluso si la mujer muriera o ya no estuviese presente, su recuerdo será suficiente para la felicidad del autor. Recordarla a ella y a su mirada ilumina su vida.
El autor usa un lenguaje muy efectivo para el tema de su poema. Las palabras utilizadas son bonitas y el poema tiene un buen ritmo con rima consonante. Constantemente, se usa la hipérbole para exagerara la mirada de esta mujer. Además el autor hace uso del hipérbaton y al invertir el orden de las palabras le da un tono y un ritmo muy efectivo para esta poesía de amor. En fin, la combinación de estas técnicas resulta en un poema muy romántico.